miércoles, 2 de noviembre de 2011

Papa cuentame otra vez II-- "si muero en la batalla.."

Tenía 7 u 8 años cuando participaba con “Aspirante” de la Acción Catolica, una organización de la Iglesia que conducía siempre el sacerdote más joven y piola de la ciudad. Solo recuerdo los nombres de: Guidi, Cesar Niz (ambos dejaron los hábitos) Marcelo, Marciano…

Allí se realizaban actividades de formación espiritual y recreativas siendo la principal la organización de campamentos. Éramos una especie de boy scout sin uniforme y con onda mas “nacional” creo. Para mí y muchos más, fue una verdadera escuela de vida. Porque además de la formación cristiana, los campamentos te preparaban y templaban como hombre.

Se hacían, un par de campamentos de fin de semana, durante el año escolar, y uno grande de 15 días en verano en las sierras de Córdoba. Mi primer campamento largo fue a los 9 años, y como coincidía la fecha, con el casamiento de hermana, me tuve que volver antes, solo, en colectivo 500 km…a los 9 años fue todo un aprendizaje.

La organización era por “patrullas”, cuyo jefe, reportaba a un jefe de campamento, que a su vez, reportaba al cura que acompañaba. Yo arranque como jefe de patrulla y a los 13 llegue a ser jefe de campamento.

El campamento se regía por un orden del día bastante estricto, que contenía las actividades diarias de trabajos, juegos, deportes, caminatas, formación espiritual y los inolvidables fogones de la noche.

Era muy importante para chicos de esa edad aprender a mantener el orden y la limpieza, la disciplina de grupo, el recibir y dar órdenes, y básicamente aprender a convivir lejos de la protección familiar. Sin dudas fue una gran escuela de vida.

Viéndolo desde donde íbamos a terminar muchos de nosotros, hay cosas que nos marcaron. Una, ese tipo de organización y formación, casi militar que cultivaba la solidaridad con el grupo, el ascetismo y el sacrificio físico y espiritual. Dos, la actividad al aire libre en el monte donde desarrollamos habilidades útiles para la vida de campaña.

En general toda la formación cristiana estaba muy enfocada a la “acción” y al “sacrificio por el otro”. Era el concepto del Cristo que “muere en la cruz por nosotros”. Accion, sacrificio, morir por… son palabras grabadas a fuego.

Con los años recordé el himno de las JAC (Juventud de Acción Católica) que cantábamos alegres:

Aquí va, la legión de la JAC
la moderna cruzada,
juvenil escuadrón
que brotó bajo el sol de la Fe.

A forjar con su acción
nuestra patria viril del mañana.
a luchar con tesón
por el triunfo de Cristo, su Rey.

Si muero en la batalla
sin inclinar la frente,
al rayar la aurora triunfal
se hará mi sueño realidad.

Seré condecorado
por el Supremo Jefe
con la cruz azul y acero,
la de los héroes de la JAC.

“Si muero en la batalla sin inclinar la frente…” en qué tipo de batalla pensaríamos morir a los 10 u 11 años? Quien nos iría a condecorar?

Por desgracia muchos de los nuestros murieron. No tantos en la batalla. Los más murieron en las oscuras mazmorras de la dictadura y tal vez recordarlos es su única condecoración.

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